El miedo, a pesar de su mala fama, es una de las emociones más universales y necesarias en el ser humano. Sin miedo, no podríamos protegernos de las amenazas y nos convertiríamos en temerarios exponiéndonos a peligros que podrían afectar a nuestra integridad. El ser humano a diario se enfrenta a infinidad de preocupaciones relacionadas con su vida personal, la salud, el trabajo, etc, que entorpecen su día a día, impidiéndole ser más feliz. Es ahí donde empieza el problema. Ésta preocupación no es eficaz. No por anticiparnos ni preocuparnos más, evitaremos ciertas situaciones ni encontraremos mejores soluciones, sino que nuestro estado emocional interferirá negativamente nuestra cognición, y por tanto la resolución de la misma. El término preocupación hace referencia a lo que sucede antes de la ocupación, lo cual nos hace vivir más en el futuro que en el presente. Métodos con el mindfulness combaten esta problemática.

La necesidad innata del ser humano de sentirse seguro y tener el control provoca esta anticipación. Vivimos las situaciones antes de que ocurran.

Esta necesidad de control nos hace sentirnos en ocasiones desbordados, al amontonarse las situaciones imaginadas a las que debemos dar solución, y más si además se caracterizan las mismas por compartir consecuencias catastróficas, por ejemplo. Dudar de si acudir a una cena de empresa e imaginar que nos vamos a sentir incómodos, que vamos a perder el control y que tras sentirnos indispuestos nadie acudirá a ayudarnos imaginándonos en un completo desamparo. Esta percepción catastrófica anticipada de los hechos acaba desmotivándonos, y en la mayoría de los casos haciendo que evitemos la situación o acción, aumentando nuestra ansiedad, disminuyendo la confianza en nosotros mismos, y a largo plazo limitando nuestras vidas y oportunidades.

La ansiedad, uno de los males de nuestro siglo es un exceso de futuro.

Necesitamos conocer que nuestras emociones pueden autogenerarse a través de nuestros pensamientos y por tanto conocer nuestra manera de pensar y ser más inteligentes emocionalmente nos ayudará a poder disfrutar más de nuestro presente y rodearnos de emociones más amables sin necesidad de convivir innecesariamente con aquellas más amargas.

La terapia individual, no sólo es una herramienta para situaciones vitales como los trastornos del estado de ánimo, una separación, problemas de dependencias, etc. También, puede ser un trabajo personal fundamental para prevenir y mejorar nuestra salud emocional.

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Verónica Rovayo

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